Chris Barrett, un alto ejecutivo de Bungie, fue despedido esta primavera tras acusaciones de comportamiento inapropiado por parte de varias empleadas. Barrett, quien se unió a Bungie en 1999 y desempeñó roles clave en las franquicias Halo y Destiny, fue objeto de una investigación interna en la que al menos ocho mujeres denunciaron que él había hecho comentarios inapropiados y propuestas incómodas, como sugerencias de jugar a juegos como “truth-or-dare” y referencias a su poder dentro del estudio.
A pesar de que Barrett se defendió diciendo que nunca entendió sus comunicaciones como no deseadas, Bungie y Sony tomaron medidas contra él tras las quejas. Este caso se enmarca en un contexto más amplio de la industria de videojuegos, que ha visto una creciente atención hacia las prácticas laborales y el comportamiento de los empleados, con varias compañías enfrentando acciones legales y cambios gerenciales por comportamientos similares.