Con los nuevos aranceles propuestos por el presidente Trump listos para activarse después de la medianoche, la Casa Blanca ha defendido la idea de que Apple podría fabricar iPhones en Estados Unidos. La portavoz Karoline Leavitt afirmó que el país cuenta con “la mano de obra, los recursos y la capacidad” para lograrlo, señalando la reciente inversión de $500 mil millones de Apple como evidencia.
Sin embargo, expertos y exejecutivos de Apple tienen una opinión distinta. Según analistas, esa inversión de Apple no representa un cambio significativo y está en línea con gastos ya esperados. Además, tanto Steve Jobs como Tim Cook han explicado por años que la fabricación masiva de iPhones en Estados Unidos es prácticamente inviable, principalmente por la falta de ingenieros especializados.
En una reunión con el expresidente Obama en 2010, Jobs explicó que Apple necesita 30,000 ingenieros para apoyar una fuerza laboral de 700,000 trabajadores, algo que simplemente no existe en el ecosistema laboral estadounidense. Tim Cook fue aún más claro en 2017, afirmando que Estados Unidos no tiene ni cerca la cantidad ni la calidad técnica que existe en China, especialmente en campos como herramientas de precisión y manufactura avanzada.
Aunque la postura de la administración busca fortalecer la producción nacional, los retos logísticos y estructurales que implicaría trasladar una cadena de producción tan compleja como la del iPhone a Estados Unidos siguen siendo monumentales.